La semana pasada se produjo en Madrid la presentación de ‘Antes de que se me olvide’, primer libro del polifacético ex jugador de baloncesto Juanma López Iturriaga, cuya trayectoria tras retirarse de las canchas ha combinado con éxito incursiones en televisión y prensa escrita, además de protagonizar conferencias para empresas sobre trabajo, comunicación o hablar en público.
Tras el éxito de la presentación en el Círculo de Bellas Artes ante más de un centenar de personas, el alero nos explica como se gestó una idea que llegó a través de la editorial y que no se esperaba. “Me desarmó. Soy el rey de las excusas, siempre me estaba boicoteando para no asumir la tarea de contar mi vida, que hace tiempo tenía ganas de realizar. Hace un año que había cumplido los cincuenta, casi en plan terapéutico pensé en hacer un pequeño resumen, de hecho el libro en un comienzo se iba a llamar resumiendo”, señala Iturriaga.
El escritor no esconde el papel tan importante que ha jugado el Real Madrid en su vida, “fui jugador de baloncesto desde los 12 años hasta los 31. De ellos 12 los pasé en un club tan especial como el Real Madrid, donde conseguí cosas impensables y pude convivir y aprender de gente fantástica, en lo profesional y en lo personal. Para una persona competitiva y con mentalidad ganadora como yo, el Madrid encajó perfectamente en mi vida y creo que viceversa”, recalca el bilbaíno, que contó en el acto con el apoyo de antiguos compañeros de equipo que en la actualidad forman parte de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid. Entre ellos, históricos jugadores del club blanco como Rafa Rullán, José Manuel Beirán, Juan Antonio Corbalán, ‘Chechu’ Biriukov o José Luís Llorente.
Precisamente Corbalán, uno de los veteranos más laureados y reconocidos del Real Madrid, expresó en la presentación que “con los pasajes más emocionantes del libro, relativos a su padre, familia e hijos, se produce un quiebre del cronista de anécdotas. Hay un giro precioso que hace recomendable el libro, ha dejado de lado al escéptico y ha ganado la persona con ilusión, que quiere cosas buenas de la vida”.
Una idea recurrente
Y es que el proyecto de escribir ‘Antes que se olvide’ no es flor de un día. “Es una idea que resurge. Me rondaba la cabeza desde hace tiempo y que había pospuesto con mil y una excusas. Al acercarse una editorial interesada, se me terminaron los peros y me puse manos a la obra. Una vez escrito también me he dado cuenta que era una necesidad, pues de alguna forma he cerrado una parte muy importante de mi vida y estoy más ligero para vivir el segundo tiempo de mi existencia”.
Sobre sus compañeros, Iturriaga lo tiene muy claro: “Su papel en mi vida es decisivo. Soy lo que soy (lo mucho o poco) gracias a muchos de ellos que me acompañaron, enseñaron, triunfaron y sufrieron conmigo”, detallando su recurrente aparición en el libro “de forma constante y me hubiese gustado dedicarles más espacio a algunos de ellos, pero al final no fue posible. De todas formas y ellos lo saben, les estaré eternamente agradecido”. Compañeros de fatigas con los que vivió tantas anécdotas, tantas historias, que sería imposible narrarlas todas. “Han sido tantas que creo que tengo para otro libro. Cuando me hicieron tirar a canasta por la parte de atrás del tablero en mi primer entrenamiento en el Real Madrid (me lo tomé como una humillación, era un poco fantasma), la noche en la que el Barça decidió retirarse después de la pelea Davis-Iturriaga, y un montón más. De todas formas aviso que no es un libro de anécdotas únicamente, sino algo más personal”, subraya.
Siguiente reto, ¿escribir ficción?
Con la gratificante experiencia del primer libro reciente, el vasco no se para y ya piensa en nuevos proyectos. “Escribir ficción puede ser mi próximo reto”, pero aclara que “eso es otra historia (ahora es cuando mi alien empieza a ponerme zancadillas y a boicotearme). Ahora estoy en plena promoción y en cuanto la termine tomaré una decisión de por donde quiero ir. También me gustaría en algún momento homenajear de una forma más extensa a unos cuantos deportistas por los que siento admiración”, concluye el genial “Palomero”.