A sus 67 años, José Manuel Beirán (León, 7 de febrero de 1956) sigue jugando al baloncesto décadas después de poner fin a una excelente trayectoria deportiva como profesional (1974-1990). Tras su retirada, el alero tirador renunció a colgar las botas de forma definitiva para seguir jugando al baloncesto, especialmente con el equipo de veteranos de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid, de la que es uno de sus miembros fundadores. Durante todos estos años Beirán nunca se ha alejado de las canchas y, así, en 2019, frente al V-74 Villena, cumplió la friolera de 400 partidos con las Leyendas Blancas, una cifra muchas veces inalcanzable incluso para la trayectoria de un jugador profesional. Hablamos con él sobre este hito, su carrera deportiva o la de su hijo Javier, campeón del Mundo con la Selección Española en China, y los sorprendentes paralelismos entre la carrera deportiva de padre e hijo.

400 partidos es una cifra muy alta para cualquier jugador. Cuando empezaste a jugar como veterano del Real Madrid, ¿pensaste que iban a ser tantas veces como para que se pueda afirmar que has tenido dos carreras deportivas?

La verdad es que nunca pensé que ni yo ni la asociación fuéramos a jugar tantos partidos, pero sí tenía claro que quería seguir jugando. Efectivamente, yo siempre lo he visto como una segunda carrera y lo he considerado así. Para mí ha sido una época muy importante y está siendo más larga que mi primera carrera como profesional. Es cierto que ahora se juegan menos partidos, pero en el pasado hubo ciclos en los que igual no jugábamos tantos encuentros al año como cuando éramos profesionales pero seguro que más de la mitad. Hemos tenido temporadas en las que casi llegábamos a los 40 partidos jugados como veteranos. Encima, creo que he disfrutado más de esta última carrera que con la otra (risas) porque en la primera hubo momentos estupendos pero no siempre, claro. En esta última etapa he disfrutado de cada partido. En todos estos años la asociación ha jugado partidos por toda la geografía española y en países como China, Rusia, Croacia, Israel, Francia, Estonia, Bosnia, Italia, Finlandia, Kazajistán… contra rivales como Toni Kukoc, Dino Radja, Kobe Bryant, Velimir Perasovic, Dusko Ivanovic, Aulcie Perry, Moti Aroesti, Doron Jamchy, Miki Berkowtiz, Tal Brody, Arian Komazec, Predrag Danilovic, Juan Antonio San Epifanio ‘Epi’, Roberto Dueñas, Nacho Solozábal, Luis Miguel Santillana, Sergei Belov, Stanislav Eremin, Sarunas Marciulonis, Sergei Tarakanov, Jordi Villacampa, José María Margall, ‘Pino’ Giergia…

Tú has estado en casi todos. ¿Cuáles recuerdas con mayor cariño?

Nosotros disfrutamos todos y cada uno de los partidos que jugamos, pero claro que algunos son especiales, sobre todo cuando jugamos con gente que ha sido muy importante para nosotros. Los partidos que jugamos hace años en Moscú, invitados con motivo del cumpleaños de Aleksander Gomelsky, por ejemplo, son algo aparte. Jugábamos contra los mejores veteranos rusos, Astanin, Edeshko, Eremin, Myshkin, Lopatov, Zharmujamedov, Tarakanov, Belostenny, e incluso con algunos que aún estaban en activo. La relación con esos jugadores, después de tantos años, y con muchos otros a los que nos hemos ido enfrentando, ha trascendido la rivalidad y se han convertido en amigos. Contra el Maccabi nos ha pasado lo mismo, se ha creado un ambiente único. Recuerdo otro muy especial en Sarajevo, homenajeando al gran Mirza Delibasic, que no jugó pero estaba presente. Lógicamente, esos son los partidos que más recuerdas, pero hemos disfrutado todos.

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¿Cuáles son las claves para seguir jugando durante tanto tiempo?

Creo que he tenido mucha suerte porque no he hecho nada especial. Entreno varios días a la semana, pero sin que me suponga un gran esfuerzo, necesito hacerlo. Sigo haciéndolo a día de hoy, aunque ya al baloncesto le dedico menos tiempo. Trabajo mucho en el gimnasio y aún salgo a correr. Menos que antes, que iba casi cualquier día y a cualquier hora, pero aún lo hago. Ahora entreno menos, pero hace años lo hacía con el que me dejara: EBA, Primera Nacional… Pero es que era lo que quería hacer, no lo hacía sólo porque quisiera cuidarme.

Eres miembro fundador y de su Junta Directiva. Tu implicación con la asociación siempre ha sido muy grande…

Sí. Para mí, lo más importante de la asociación han sido siempre las personas. Estuve en cuatro equipos del máximo nivel, pero la verdad es que la relación con el resto es distinta que la que tengo con el Real Madrid. Quedamos sólo dos de los socios más antiguos jugando, Vicente Paniagua y yo, eso es verdad, pero muchos otros nos acompañas a los partidos. Y, si no, nos vemos con relativa frecuencia. La relación que tenemos en este equipo no es igual en ningún otro sitio, porque disfrutamos jugando y estando juntos. No se trata de un “es que soy madridista desde pequeño”, es más por las personas que he tenido la suerte de conocer en el Real Madrid. Pasan jugadores de todas las generaciones y eso es lo más divertido, jugar con jugadores con los que no había compartido vestuario nunca. Es más, he llegado a jugar con jugadores a los que nunca vi jugar, como Carlos Sevillano. Otros sí, había coincido con ellos, pero otros incluso los conocía sólo de haber jugando en contra. Cuando estamos aquí es como si hubiéramos jugado toda la vida juntos.

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Tienes un alumno aventajado en tu hijo Javier, flamante campeón del mundo. Cuando se iniciaba en el baloncesto, ¿imaginaste que iba a llegar tan lejos?

No, pero no porque no lo creyera, sino porque nunca he sido de plantear metas a largo plazo, tampoco para mí. Soy más de ir poco a poco y Javier también lo ha hecho así. Siempre puedes tener algún sueño, está claro: jugar en ACB, ser internacional u olímpico, pero yo siempre veía estos hitos como algo muy difícil. Sin embargo, objetivos más a corto plazo sí que tenía. Jugar en Real Madrid, sobre todo cuando estaba en León, que era algo que entonces me parecía imposible. Poco a poco, consigues alcanzar tus metas y te planteas la siguiente. Sí pensaba que mi hijo podría llegar a la ACB y a ser un jugador importante, pero lo relacionaba también con la suerte. Antes era algo menos importante, a poco bueno que fueras no te escapabas, pero ahora además tienes que tener algo de suerte, como en qué equipo estés y con qué entrenador juegues en un determinado momento. Hay jugadores que hubieran podido jugar sin problemas en ACB y no llegaron. Otros, menos talentosos, han podido tener una buena carrera. Por supuesto, ayuda tener una buena cabeza y que desde fuera te puedan ayudar a tomar algunas decisiones importantes: cómo entrenar, cuidarte… Antes no había entrenadores personales, nutricionistas o fisios casi en nómina. Ahora en verano muchos jugadores cuentan con estas ayudas y muchas veces se las buscan ellos. Yo pensaba que Javier podía ser un jugador ACB si estaba en el lugar correcto. Tenía alguna duda en cuanto a que, siendo un jugador que hace muchas cosas que no son tangibles aunque ayuden mucho, no tuviera el perfil de jugador con un físico o juego espectacular, y que eso pudiera perjudicarle. En cambio, siempre se le ha valorado por todo lo que puede hacer, pero no sólo en el campo, también por su valor fuera de la pista. Siempre confié en que algún entrenador supiera valorar todas estas cosas.

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Los dos sois grandes tiradores…

Sí, pero es que yo era un especialista, él es buen tirador pero es un jugador mucho más completo. No diría que es un excelente tirador pero no puedes dejarle solo, y eso es mucho, especialmente si haces muchas cosas, como leer bien el juego, defender, rebotear, robar balones…

Tienes otros dos hijos que también han jugado al baloncesto. Con tus conocimientos del juego y como psicólogo deportivo, ¿has trabajado con ellos aspectos como el tiro mientras se formaban?

No demasiado. En ocasiones contadas, cuando ellos me lo han pedido. He trabajado con todos mis hijos, pero sobre todo hemos jugado juntos. Alguna vez quizá para corregir algún gesto, pero nunca un trabajo específico continuo de tiro. Si me lo han pedido puntualmente sí que lo hemos hecho. Confiaba más en sus entrenadores y así se lo hacía saber.

Hay muchas similitudes entre la carrera de Javier y la tuya, algunas llamativas.

Sí. Yo fui internacional por primera vez con 19 años, en unos Juegos del Mediterráneo, pero no volví hasta los 29 para los Juegos Olímpicos de 1984. Durante todos esos años, siempre estaba en las preselecciones y me decían eso de “este año vas seguro” pero siempre me quedaba fuera. Cuando llegaban los descartes, yo era uno de ellos (risas), hasta que llegaron los JJOO de Los Ángeles. Y Javier ha sido internacional con la absoluta con 30 años. Estuvo en alguna U20, sí, pero ni cadete ni junior… y luego, años después, forma parte en la que gana un Mundial. Sí que nos han pasado cosas parecidas.

Las Islas Canarias también son un elemento común en vuestras carreras…

Sí. Los tres primeros años de vida de Javier tuvieron lugar en Tenerife, coincidiendo con los últimos tres de mi carrera, y ahora él está en su segunda etapa en Canarias como jugador. Y mi padre vivió en Las Palmas durante 40 años, porque era militar y fue destinado allí. Yo ya estaba en la cantera del Madrid pero iba a verle constantemente porque se quedó a vivir allí.

Y coincidís hasta en las lesiones… El fatídico ligamento cruzado anterior.

Pues sí, y en la misma pierna, la derecha. Los dos tuvimos un tiempo de recuperación igual de largo, eso no ha cambiado, pero la cirugía y la rehabilitación sí, y ahora es mucho más probable volver a jugar sin problemas, aunque los plazos sean los mismos. Antes ibas con escayola, era más doloroso y factible que quedara mal pero, ahora, si haces una buena recuperación, puedes volver a jugar con la lesión olvidada. Ambos lo hemos tratado de ver cómo una oportunidad de hacer otras cosas, de conocerte mejor y tratar de eliminar las connotaciones negativas para salir más fuerte que antes.

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¿Habláis de títulos alguna vez?

No demasiado. En clubes él es campeón de la Champion’s League de la FIBA y de la Copa Intercontinental, mientras que yo tengo una Copa de Europa y tres Ligas, pero eso sólo se puede conseguir en muy pocos equipos. A cambio el tiene un Mundial, que es francamente difícil de conseguir, y yo la plata de Los Ángeles.

¿Crees que Javier pensó que se podría quedar fuera de la selección a pesar de haber jugado a buen nivel en las ventanas?

Sí, desde luego. Creo que todos los que fueron a las ventanas tenían asumido que podían no contar con ellos. En total, han ido más de 30 jugadores… Es cierto que este verano, por determinadas circunstancias, terminaron yendo más jugadores de lo que se pensaba en inicio, pero creo que ellos aceptaban que probablemente no irían. Ellos estaban absolutamente encantados de ser internacionales y de lograr la clasificación, y lo hicieron tan bien… Díaz-Miguel siempre decía que el equipo nacional no eran los doce mejores, que seleccionar a esos podía hacerlo cualquiera; lo difícil es hacer un equipo con perfiles que igual no son los mejores físicamente o en algún aspecto concreto del juego pero pueden ayudar más al equipo. Creo que por eso España tiene los títulos que tiene. Jugador por jugador, este verano España no estaba entre los tres mejores equipos del Mundial, ni Argentina tampoco, pero jugaron la final.

¿Veremos a Javier con nuestro equipo de veteranos?

Ya ha jugado con nosotros alguna vez. Le gusta mucho el baloncesto, que es lo esencial, así que estoy seguro de que si está en Madrid jugará con el equipo. Cuando viene en verano, juega con sus amigos y le encanta, lo necesita. Encaja muy bien con su personalidad. Es como nosotros, nos gusta jugar al baloncesto y seguimos siendo competitivos. Nadie se hace 900km en el día para jugar con el equipo de veteranos de un pueblo pequeño si esto no le gusta mucho.

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¿Qué te parece lo que está haciendo la primera plantilla del Real Madrid en estos últimos años?

Es algo muy especial. Como decíamos antes con la selección, si miras al equipo jugador por jugador, ha habido temporadas en las que ha habido mejores equipos en Europa, pero en el Real Madrid existe un proyecto muy bien planificado y con una estructura estable. Es una plantilla con pocos jugadores que se sustituyen año a año y una de los que más españoles tiene. Pero es que además los extranjeros también están con el club muchos años. Carroll es como Brabender, son jugadores que se integran muy bien y así es mucho más fácil jugar bien. Cada verano se hacen pocos cambios, simplemente retoques.

Pablo Laso es miembro de la asociación. ¿Te ha sorprendido su espectacular rendimiento en el Real Madrid?

No especialmente, porque Pablo siempre fue un entrenador en el campo cuando era jugador. Era un base que usaba muy bien la cabeza y entrenar es algo que le viene de familia porque su padre es un gran entrenador. Creo que ha demostrado que es el mejor entrenador que puede haber para el Real Madrid. Además, ha jugado en el club y lo conoce, y saber cómo funciona este club es muy importante.

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