EUROPAREALMADRID

En esta sección, un exjugador del Real Madrid contará su experiencia acompañando al primer equipo en alguna de sus citas correspondientes a la Euroliga. La posibilidad de realizar estos desplazamientos para apoyar al primer equipo de baloncesto es un gesto de cortesía que la dirección de baloncesto del club blanco, dirigida por Juan Carlos Sánchez, ha extendido desde hace varias temporadas a la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid. A continuación, reproducimos un texto escrito por Juan Miguel Goenechea, que brilló en la cantera del Real Madrid mediada la década de los 70 pero decidió no perseguir una carrera como profesional para ejercer la abogacía tras concluir la carrera de Derecho.

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‘Valiosa victoria del Real Madrid en la difícil cancha del AS Mónaco y visita por el Principado’, por Juanmi Goenechea

El viaje acompañando al primer equipo a Mónaco ha sido de esos que resultan perfectos. En lo personal y en lo deportivo, presenciando una victoria valiosa, nada fácil, con entrega y juego de equipo, y muy emocionante porque exigió superar dos fases de desacierto que pusieron el partido cuesta arriba.

Jose Beirán y quien escribe estas líneas, Juanmi Goenechea, lo disfrutamos mucho. El partido fue un choque de los que dejan buen sabor de boca a pesar de no faltaron fases amargas, especialmente el primer cuarto y el inicio del tercero. No hubo fluidez en el juego de ataque del equipo, se sucedieron las pérdidas de balón y la colección de anotadores y duros reboteadores del Mónaco, liderados por Mike James, Okobo y Hall, se impusieron con facilidad a nuestra defensa en esos períodos.

Encima, el arbitraje optaba una y otra vez por el criterio más favorable a los locales, perjudicándonos y obligando a jugar sin pívots por faltas durante buena parte del tiempo. A pesar de todo, ganamos. Con la combinación que nos hace ganar tantas veces: una defensa que no se resigna y aprieta en autoexigencia y solidaridad siempre, y un ataque con juego de conjunto y generoso, que hace circular el balón y llevarlo a los más acertados cada día –este viernes, Mario Hezonja, además de rachas de Sergio Llull, Dzanan Musa, Gabi Deck, Adam Hanga y Guerschon Yabusele-, y todo poniendo coraje personal cada uno de los que entra en la cancha. Una victoria, efectivamente, de las que dejan buen sabor de boca.

El viaje y la estancia previa fueron muy gratos. El buen clima ayudó, con 18º de temperatura, sol y un cielo limpio de nubes. Y que no fuera temporada alta, por lo que no había apenas turistas, ni aglomeraciones, y se podía disfrutar de lo autóctono, incluyendo algunos físicos dignos de admirar.

Nos alojamos en un Marriott convenientemente situado en la acera francesa de una estrecha calle que, en el otro lado, el monegasco, tenía las puertas de entrada al estadio de fútbol y al pabellón de baloncesto -pequeño, coqueto, construido en subterráneo bajo el césped del estadio de fútbol-.

Paseamos al llegar por la tarde el jueves, recorriendo el país entero. Literalmente: recorrimos los dos km. de largo que tiene el Principado. Repostamos una sabrosa hamburguesa con trufa. Contemplamos desde abajo la “roca” (una pequeña península que, como Gibraltar, se introduce en el mar, rodeada de acantilados y en la que se encuentran el palacio del Príncipe, el minúsculo y bien conservado barrio antiguo y los principales edificios históricos). Anduvimos a lo largo del trazado del gran premio de Montecarlo por las calles y el muelle. Contemplamos los preciosos edificios de la zona del Casino. Y admiramos los enormes y estilizados yates atracados en el puerto, cuyo precio no sabíamos ni calibrar. También nos detuvimos en un par de agencias inmobiliarias a leer los anuncios. Un ejercicio entretenido, con ofertas como un apartamento de 136 m2 construidos, 96 m2 habitables y terraza, bastante vulgar a la vista de las fotos, en venta por €6.300.000. Os puede servir de referencia a la hora de pedir hipoteca quienes penséis en afincaros allí.

El día del partido lo aprovechamos también a fondo, acompañando al grupo de patrocinadores y de sus invitados (una decena de personas) y Reyes Antón, de activación de patrocinio del Real Madrid, en su visita a la ciudad con un guía. Subimos al barrio antiguo en la Roca, recorriéndolo con tranquilidad, entramos en el lobby del Casino y compartimos una espléndida comida, mejor que la que podía uno esperar en una ciudad turística, en un restaurante con vistas sobre el puerto y los barcos atracados, dándonos el sol a través de los grandes ventanales.

La comida fue, además, la ocasión de charlar con los invitados, contarles cosas del club y de nosotros, y hacerles sentir que se han asomado al interior de lo que es un equipo profesional. Lo agradecieron mucho y sinceramente, y me quedó la certeza de que, también por eso, se justifica la presencia de miembros de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid en estos desplazamientos.

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