2011El 4 de junio de 2011 Pablo Laso se vestía de corto de nuevo para jugar con el equipo de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid, que disputaba en la localidad riojana de Haro un partido homenaje a la figura de Mariano Domínguez que se selló con una ajustada victoria blanca por 82-87 (ver la foto que ilustra el artículo). Eran días cruciales para el futuro del vitoriano, por cuya cabeza no pasaba sólo dirigir el juego de las Leyendas Blancas sino algo mucho más ambicioso que se haría público apenas dos semanas después: el Real Madrid anunciaba la contratación del técnico, procedente del Lagun Aro GBC, para ponerse a los mandos del primer equipo en su nuevo proyecto. Se iniciaba una de las etapas más fructíferas de la historia de la sección. Diez años y 20 títulos después, la apuesta de Juan Carlos Sánchez, director de Baloncesto, y Alberto Herreros, su director deportivo, por un técnico joven con personalidad y el deporte de la canasta corriendo por sus venas, ha sobrepasado incluso las predicciones más optimistas con un estilo de juego tan atractivo, atrevido y rápido como efectivo.

Un título cada 34 partidos. Es el dato estadístico que mejor define la regularidad de la era Laso. Otros análisis, como el porcentaje de victorias (534 triunfos de 689 partidos jugados, un elevadísimo 77,5%), haber sido finalista en 27 torneos de los 37 disputados o uno tan simple como enumerar los trofeos conseguidos –seis Supercopas, dos Euroligas, cinco Ligas, seis Copas del Rey y una Intercontinental-, también sirven para comprobar el indiscutible éxito del baloncesto blanco en la última década, pero ninguno tan demoledor como el hecho de ganar una competición oficial cada 34 partidos en temporadas en las que clubes de la entidad del Real Madrid juegan alrededor de 100 partidos anuales.

A lo largo de los últimos años, distintos compañeros de Laso en la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid, han tratado de definir al vitoriano y su forma de ser para entender el enorme éxito del Real Madrid. Para José Manuel Beirán, medalla de plata en los JJOO de Los Ángeles en 1984 y miembro del Real Madrid durante cuatro temporadas (1974/75, 78/80 y 82/83), «Pablo siempre fue un entrenador en el campo cuando era jugador. Era un base que usaba muy bien la cabeza y entrenar es algo que le viene de familia porque su padre es un gran entrenador. Creo que ha demostrado que es el mejor entrenador que puede haber para el Real Madrid. Además, ha jugado en el club y lo conoce, y saber cómo funciona este club es muy importante”, explicaba meses atrás en esta entrevista.

En declaraciones para esta web, Juanma López Iturriaga, histórico alero del primer equipo de 1967 a 1988 y otro miembro de la Selección Española en la histórica gesta de 1984, señalaba haber conseguido dotar al equipo con una identidad propia como una de las claves: «Desde que llegó Laso se puso en marcha una idea de equipo y de juego que aún permanece. Tener un estilo tan definido y no haberlo traicionado cuando las cosas no iban bien ha permitido tener siempre un faro en el que fijarse logrando una estabilidad en el rendimiento que no hubiese sido posible cambiando el libreto cada temporada, que era lo que ocurría antes de la llegada de Pablo”.

Desde Estados Unidos, también para una entrevista exclusiva con las Leyendas Blancas, el alero Walter Szczerbiak, siete temporadas en el Real Madrid( 1973-80) en las que dejó una huella imborrable en la historia del club blanco gracias a su enorme voracidad anotadora, se rendía al estilo de Laso: “Desde aquí sigo al equipo de Pablo. Me encanta su manera de entrenar y su forma de entender el juego, porque es un baloncesto muy entretenido y efectivo».

Asimismo, Pablo Laso ha contado siempre con el respaldo de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid desde el anuncio de su fichaje, tal y como señaló tras conquistar su primer título, la Copa del Rey de 2012: “Es una sensación de apoyo que he tenido clara desde el primer día y sin la que me hubiera sentido huérfano. Cuando un club es grande, eso hace que todo lo que sucede implique a mucha gente. Un club no es grande sólo por el nombre, lo es por las personas. Creo que nosotros, como veteranos, formamos parte de la historia de un gran club; jugadores que han pasado sus filas, que han vestido esta camiseta, que sienten sus colores y que saben lo que significa llevar el escudo. Es ésa sensación de club la que nos hace fuertes a los ex jugadores, al primer equipo o al chaval que se pone por primera vez la camiseta del club para jugar un partido de infantiles», indicó Laso, que siempre ha destacado las muestras de cariño enviadas por sus compañeros de la asociación, “me llaman y mandan mensajes; agradezco mucho saber que están ahí, que sufren cuando perdemos y que disfrutan cuando ganamos”.

 

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