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La iglesia de los Sagrados Corazones de Madrid acogió este jueves la misa funeral por Pedro Ferrándiz, fallecido el pasado 7 de julio. Al acto religioso asistieron el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez; el director de la sección de baloncesto, Juan Carlos Sánchez; y distintos jugadores que fueron entrenados por el técnico alicantino como Cristóbal Rodríguez, Lolo Sainz, Emiliano Rodríguez, Clifford Luyk, Vicente Paniagua, Carlos Sevillano o Juan Antonio Corbalán, entre otros. También estuvo presente el eterno capitán y embajador del club, Felipe Reyes.

 

A continuación reproducimos el emotivo texto que leyó Cristóbal Rodríguez durante el oficio religioso para honrar la memoria del maestro Pedro Ferrándiz: 


No creo que yo sea la persona indicada para hablar de nuestro Pedro Ferrándiz pero estoy seguro que detrás de lo escrito, con el corazón como pluma, están todos los que tuvimos el honor de sufrir como entrenador y querer como persona a Pedro.


No voy a incidir en sus innumerables éxitos deportivos, el entrenador con el mayor palmarés en la historia del Real Madrid. Dirigió a nuestro equipo de baloncesto durante 13 temporadas, en varias etapas entre 1959 y 1975, en las que ganó 4 Copas de Europa, 12 Ligas y 11 Copas de España, y estuvo en el banquillo en 490 partidos. Me centraré en el Pedro entrenador y persona a los que todos le debemos lo que fuimos en la cancha y mucho de lo que somos en la vida.

Hay personas que están capacitadas para triunfar en cualquier faceta donde las circunstancias le hayan llevado, y Pedro fue una de ellas. Intuitivo, hábil manipulador de los sentimientos, tenaz hasta el aburrimiento, convencido de que, el aforismo “lo importante es participar” era el recurso de los perdedores.

Sin entrar en sus filias mas íntimas, sus dos grandes pasiones fueron su/nuestro Real Madrid y su Fundación cuyo museo sigue vivo en Alcobendas y sus trabajos se perpetúan en su Alicante natal.

Todos los que fuimos sus jugadores aprendimos muchas cosas de él y del entorno que supo crear. Nos enseñó a sufrir para ganar, a aprender mas de las pocas derrotas que de las muchas victorias. Controló y modeló nuestros impulsos juveniles mandándonos a la ducha, muchas veces, antes de tiempo. A mi personalmente me dio la oportunidad de conocer la mayor o menor comodidad de los banquillos de medio mundo y a entender que para tener un Madrid grande era igual de importante en una plantilla el que mete la canasta, el que da el último pase o el que aplaude desde el banquillo al compañero. Buscaba siempre tener una plantilla unida, incluso contra él. Hacía unos entrenamientos cortos, competitivos e intensos. Decíamos, en aquella época, que nos entrenábamos en los partidos para competir en los entrenamientos. Supo ser exigente en la cancha y tolerante y cercano fuera de ella. Todos recordamos las deliciosas veladas en esa mesa grande de comedor, en las concentraciones y en los viajes, donde todos nos veíamos y Pedro era un tertuliano más, despojado del manto de entrenador. Discutíamos hasta de política y nos recordaba a los que nos sentábamos, a su izquierda, que el día que murieron dos personajes, Jose Antonio y Franco, un 20 de noviembre, había nacido otro, él. Y se ha ido un 7 de julio, el mismo día, ocho años después, que otro incunable del Real Madrid, Don Alfredo Di Stéfano. Creó un grupo que aún permanece unido a pesar de los avatares de la vida.

Pedro, arriba, cuando tu tocayo San Pedro te dé las llaves para que abras y entres en el pabellón del cielo, te estarán esperando, algo asustados, algunos compañeros que llegaron antes a la cancha de la eternidad, preparados otra vez para sufrir tus duros entrenamientos y volver a disfrutar de tu compañía en los momentos de descanso convirtiéndote, como escribió nuestro compañero Juan Corbalán, en el padre que nunca quisiste ser.

Cristóbal Rodríguez, miembro de la primera plantilla del Real Madrid durante 13 temporadas (1966-79) preside de la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid

 

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