EUROPAREALMADRIDEn esta sección, un exjugador del Real Madrid contará su experiencia acompañando al primer equipo en alguna de sus citas correspondientes a la Euroliga. La posibilidad de realizar estos desplazamientos para apoyar al primer equipo de baloncesto es un gesto de cortesía que la dirección de baloncesto del club blanco, dirigida por Juan Carlos Sánchez, ha extendido desde hace varias temporadas a la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid. A continuación, reproducimos un texto escrito por Juan Manuel Iturriaga, el alero que jugó en el Real Madrid en las décadas de los 70 y 80, con quien ganó 7 Ligas y dos Copas de Europa, entre otros muchos títulos, además de la histórica medalla de plata con la Selección Española en los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles.

’30 horas muy productivas’, por Juan Manuel López Iturriaga

Hubo un tiempo donde viajar a Italia a jugar contra cualquier equipo, fuese de Milán, Cantú, Bolonia o Caserta, era todo un dolor de muelas. Jugadores experimentados y en general tan talentosos como leñeros, entrenadores contrastados y ambientes calentitos convertían el jugar en su terreno en garantía de partido grande, tenso, sufrido y jugado sin concesiones.


Esta era una de las razones que me hacían atractivo el viaje a Bolonia con el primer equipo. Ahora eran otros los que iban al dentista, mientras que el grupito de veteranos formado por Jose Beirán, Toñin Llorente, Joseba Gaztañaga y el que suscrite nos podíamos dedicar a los placeres de compartir un vuelo con el equipo, charlar con el Chacho o Tavares en el aeropuerto, visitar una ciudad tan bonita como Bolonia, degustar los manjares de la cocina italiana y tener primera fila en el pabellón para ver el partido. Como para no ir.

 

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Al final, todo salió perfectamente. Cenamos maravillosamente bien con Sergio Scariolo y Blanca Ares, nos perdimos por los soportales de Bolonia, nos reimos mucho comiendo con los capos de la sección y terminamos viendo un partido relativamente cómodo con los chicos de Chus Mateo, que estuvieron lo suficientemente entonados como para no pasar apuros y sumar otra victoria importante que le acerca al objetivo de tener el factor cancha a favor en los cuartos. Ah, y fuimos testigos de una exhibición de tiro lejano, un duelo de pistoleros entre Mario Hezonja y Marco Belinelli. Menudas dos escopetas de precisión.

Total, que volvimos para casa con la satisfacción del doble deber cumplido. Por un lado la victoria, y por otro lado los buenos momentos que hemos pasado en estos dos días de baloncesto, pasta de la de comer y muy buen rollo general. ¡Que más se le puede pedir a 30 horas!

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