En esta sección, un exjugador del Real Madrid contará su experiencia acompañando al primer equipo en alguna de sus citas de la temporada. La posibilidad de realizar estos desplazamientos para apoyar al primer equipo de baloncesto es un gesto de cortesía que la dirección de baloncesto del club blanco, dirigida por Juan Carlos Sánchez, ha extendido desde hace varias temporadas a la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid. A continuación, reproducimos un texto escrito por Juan Antonio Hernández, canterano del equipo blanco y campeón de Liga y de Copa del Rey con el primer equipo en la año temporada 1985-86.
Y es lo que toca cuando dos leyendas como Carmelo Cabrera y José Beirán insinúan que ellos no lo van a hacer y Dani Yusta se agazapa tras el iPhone. Hay que contar la experiencia y allá vamos, con permiso.
Como podría decir de nuevo Gary Lineker, el baloncesto es un deporte en el que juegan 5 contra 5 y siempre gana el Real Madrid. Así se podría resumir la jornada doble contra el Alba en Berlín y Partizán en Belgrado.
Al tema…Uno de esos días en que lo más acertado hubiera sido no levantarse recibí la llamada de Javier para confirmarme el viaje con la expedición del Real Madrid a la doble jornada de Euroliga en Berlín y Belgrado como integrante del cuarteto de veteranos. Un cosquilleo me recorre el cuerpo, germina la semilla de la emoción y da sus primeros pasos.
Documentales, fotos y mapas. Hay que empaparse de información de Berlín y Belgrado. Me embarga la dicha de saber que voy a estar “in situ” y ver todo con mis propios ojos, a escuchar, a oler, a saborear, a sentir con el Real Madrid.
Se acerca el día. Larga la espera en la Terminal 1 del aeropuerto. En breve estaremos con los compis de viaje, con Carmelo, José y Dani. Sin tiempo para nervios y emociones, que se muestran radiantes y en plena ebullición, a embarcar con una sonrisa permanente.
Tras dos horas largas de vuelo aterrizamos en Berlín. La ciudad de las artes, los artistas y los museos. Una ciudad creativa que avanza pero no olvida, ni sus ataques… ni sus pecados.
Nos hospedamos en el Viena House Andel’s y, sin tiempo que perder, nos disponemos a visitar la ciudad, el tiempo es escaso, apenas tres horas antes del partido. La puerta de Brandeburgo nos espera. Los dioses Heracles, Marte y Minerva nos reciben en los laterales de la mole de estilo neoclásico. En la cima de la puerta preside una cuadriga tirada por cuatro caballos dirigida por la diosa Victoria… que presagia el desenlace del partido con el Alba Berlín.
Los edificios gubernamentales que circundan a la puerta desembocan en el edificio del Reichstag con aspecto de templo neoclásico. Caminamos hacia la Fernsehturm de TV, símbolo de la nueva Alemania y de la Oriental en tiempos. Pero nos llama el apetito y buscamos un lugar donde saciarlo. Carmelo y un servidor decidimos entrar en el Bäckerei & Eiscafe y disfrutar de la salchicha de pavo ahumada con papas sazonada con salsa würzige de tomate más espectacular jamás servida, nada que ver con un pretencioso dürüm kebab elegido por José y Dani en el chiringuito turco, de lo que se arrepentirán durante larga temporada.
Se nos echaba la hora encima y de regreso al Hotel caminamos por el barrio judío. Impresiona bajar la vista y ver las placas doradas que recuerdan el lugar, fecha, nombre y apellidos de las víctimas del Holocausto durante el Tercer Reich. Una buena terapia contra el olvido.
Nos espera el Mercedes Benz Arena lleno hasta la bandera. Antes de acceder nos acercamos a los restos del muro de Berlín en la zona conocida como East Side Gallery que durante 28 años dividió la ciudad. El símbolo de la guerra fría hasta 1989. Tras las fotos de rigor en el grafiti del “Beso Fraternal Socialista” a disfrutar del baloncesto con victoria.
Al día siguiente a Belgrado.
Espera el Partizán. Costó salir de Berlín por los excesivos controles de seguridad y la llegada con retraso a destino cambió los planes del equipo.
Ellos se quedaron en el hotel y nosotros decidimos adentrarnos en el Belgrado antiguo y visitar el Toro Latin Gastro, el lugar de la Jet-Set de Belgrado y no desentonamos. Altos, guapos y estilosos.
Día de partido… el ambiente en el hotel Crowne Plaza es bullicioso. Se respira baloncesto por todos los rincones. Mirko Milicevic, Aleksandar Petrovic, la expedición de la Virtus de Bologna o Walter Szczerbiak vía telefónica, por cortesía de Carmelo, antes de acudir al infierno del Stark Arena donde esperan 25.000 serbios que no olvidan la eliminatoria pasada.
Pero antes del partido, nada mejor que acercarnos a visitar la fortaleza Kalemegdan donde confluyen los ríos Danubio y Sava. Ambiente primaveral para disfrutar del monumento Pobednik y la majestuosa Iglesia ortodoxa Ruzica.
De vuelta al Belgrado moderno, nos inoportuna el maldito estómago que nos incita a acordarnos de él y que mejor que olvidar todos sus males que acudir al Bela Reka Nacionalni Restoran un espacio que rezuma calidez, encanto y excelsas viandas.
Hora de partido. Ambientazo. Repleto hasta la bandera. Los decibelios por las nubes. Los cánticos imponentes. Comienza el partido y si el ruido no termina, el Real Madrid termina con el ruido. Victoria y se acabó.
Y como hay que ser agradecido… ¡Muchas gracias por dejarme disfrutar esta experiencia! ¡Gracias Carmelo, José y Dani por estos días, por vuestra cercanía, por compartir anécdotas, por todo! ¡Gracias de verdad! ¡Gracias al Real Madrid! ¡Hala Madrid siempre… y nada más!