Este viernes ha tenido lugar en Madrid un emotivo reencuentro entre antiguos compañeros de la primera plantilla del Real Madrid con motivo de la visita por la celebración de la Copa del Rey Endesa del alero norteamericano Walter Szczerbiak, miembro del Real Madrid de 1975 a 1978, quien ha viajado hasta la capital junto a su esposa Marilyn desde Cold Spring Harbor (Nueva York), su residencia actual. Una ocasión perfecta para reunirse con un nutrido grupo de jugadores y amigos con los que compartió siete años en una etapa histórica para la sección de baloncesto del club blanco como Clifford Luyk, Carmelo Cabrera, Emiliano Rodríguez, Juanma López Iturriaga, ‘Toncho’ Nava, José Luis Llorente, Luis María Prada, José Manuel Beirán, Wayne Brabender, Fernando Romay, Rafael Rullán, Vicente Ramos, Cristóbal Rodríguez, Juan Corbalán o Vicente Paniagua.
El restaurante José Luis fue el escenario de la reunión de algunos de los jugadores más determinantes del Real Madrid de Baloncesto, muchos de ellos acompañados por sus esposas. Por él clásico local madrileño de la calle Rafael Salgado, en los aledaños del estadio Santiago Bernabéu, desfilaron figuras de talla europea y mundial que, individualmente o en conjunto, atesoran un mareante palmarés de títulos y reconocimientos. Así, durante tres horas compartieron mesa y mantel, con una larga sobremesa, rememorando grandes historias y anécdotas de una época dorada.
Nacido en Hamburgo (Alemania) el 21 de agosto de 1949, Szczerbiak estuvo en el Real Madrid siete temporadas (desde la 1973/74 a la 1979/80) en las que atesoró cuatro Ligas (73/74, 74/75, 75/76 y 76/77), una Copa (76/77), tres Copas de Europa (1973/74, 77/78 y 79/80) y tres Intercontinentales (Buenos Aires 1976, Madrid 1977 y Buenos Aires 1978). Con un arsenal ofensivo temible, sus estratosféricos 65 puntos al Breogán La Casera en la victoria de los blancos frente a los gallegos (140-48) en la temporada 1975-76 son el récord de anotación en un partido de la máxima competición nacional hasta la fecha.
En su larga estancia en Madrid, el tirador norteamericano trabó una estrecha amistad con muchos de los jugadores con los que compartió vestuario, tal y como recordaba en la entrevista que le realizamos en esta web: «En general, siempre me llevé muy bien con todos mis compañeros, según fui aprendiendo español, me pude comunicar mejor y poco a poco se convirtieron en una familia para mí. En el vestuario siempre había un gran ambiente, lleno de chistes y bromas. Recuerdo que íbamos mucho al Club de Tenis para tomar cervezas y pinchos después de los entrenamientos. En los viajes también hacíamos muchas cosas juntos. Carmelo (Cabrera) me enseñó muchas cosas de España y del idioma, y yo, por mi parte, le introduje al mundo de la música pop y rock además de practicar inglés con él. No obstante, quizá la persona con quien más me relacionaba era Wayne (Brabender). Recuerdo que Clifford y Emilliano también organizaban cenas, comidas, tertulias y encuentros sociales muy divertidos».
El base Carmelo Cabrera también recuerda como «Walter y yo nos hicimos amigos porque compartimos habitación de hotel todos los años que él estuvo en el Madrid. Yo le enseñaba español y el me enseñaba inglés. A él le gustaba mucho la música e iba a todos los desplazamientos cargado hasta arriba con un transistor y altavoces. Solíamos escuchar a Bob Dylan, Neil Diamond, Cat Stevens, Bob Marley… todo lo que se llevaba en aquella época». «Mantengo mucho contacto con él y con su mujer, Marilyn, son como hermanos para mí. Les visité durante dos semanas recientemente y todas las semanas hablamos por Skype de lo humano y lo divino durante al menos una hora, siempre en español. Nos tenemos informados de todo lo que pasa allí y aquí», señala el genial director de juego canario.