Reproducción del artículo titulado ‘¿Por qué era tan bueno Corbalán?’ sobre la figura del base del Real Madrid, escrito por el ex jugador Quique Ruiz Paz y publicado en ‘Solobasket‘, web de referencia especializada en baloncesto.
¡Qué difícil es escribir un artículo y reunir todo lo que significa Juan Antonio Corbalan! Me gustaría retratar no solo a un excelente jugador de baloncesto sino, y más importante, a una magnífica y entrañable persona.
‘Juanito’ es parte de mi juventud. Es ese pabellón de la ciudad deportiva con sus gradas de cemento y su cancha de madera oscura de olor característico (todos los que hemos jugado allí lo sabemos). Él es el Maccabi, el Scavolini, la Virtus y el Bosna de Sarajevo. Don Juan es Vicente Ramos, Mirza Delibasic , Wayne Brabender y Fernando Martín; también Pedro Ferrándiz, Lolo Sainz y Díaz Miguel; Hector Quiroga, Martín Tello, Andrés Montes y cómo no…… Mariano Jaquotot (perdón a los muchos que dejo de nombrar).
Juan ha escrito las mejores páginas del baloncesto español de la época, tanto a nivel nacional como internacional. Habría que tirar de hemeroteca, cosa que no voy a hacer, para ser conscientes de lo que compitió y lo que consiguió. A nivel de selección yo me quedaría con el Mundial de Cali. De esas madrugadas viendo a ‘Juanito’ dirigir la selección en Europa con las finales de la Copa de Europa. Esos partidos memorables en el pabellón a nivel nacional con la experiencia de convivir tan sólo una temporada, la 86/87, con un auténtico caballero del deporte.
COINCIDIENDO CON UN MAESTRO
De la mano del gran Tirso Lorente recalé en el Real Madrid proveniente del CANOE C.B. Esa temporada recuerdo con especial cariño el ambiente del vestuario. Además de Juan el equipo lo componían Itu, Chechu, Romay (esta temporada fijaría el récord de tapones en un partido como jugador del Real Madrid colocando ni más ni menos que 9), Rullán, Alfonso del Corral, Brad Branson, Larry Spriggs, Lolo Sainz, Clifford Luyk, el profesor Paco Lopez, Chuchi Abadia y Angelito. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la existencia de jerarquías. Cada uno era consciente de su rol, y, sobre todo, compromiso. Son valores que actualmente no estoy seguro que abunden. Era curioso sentir como jugadores que lo habían conseguido todo en el deporte se dejaban el alma en los entrenamientos. ‘Juanito’ hacía que tuviera que estar en tensión en todo momento y mi trabajo era tratar de hacer que él no se relajara. El entreno empezaba con contraataques de tres, terminando el calentamiento cuando ‘Juanito’ tiraba el balón contra el tablero, pues esa era la señal. Él decidía. Una vez finalizado el mismo empezaba la competición «a muerte» de tiros libres dónde nos jugábamos la consecución de medallas…. generalmente ganaban Juan e Itu. Creerme si os digo que se generaba más tensión entonces que en un tiro libre de un partido cualquiera.
Juan Antonio Corbalán es una persona que hace del trabajo y esfuerzo una virtud. En esa época, Lolo daba mucha importancia a la preparación física y de la mano de Paco López realizábamos en la Blume y casa de campo entrenamientos de atletas. Es muy probable que todavía Juan mantenga el récord en 100 metros lisos. De lo que no tengo duda es de que predicaba con el ejemplo. Todavía hoy recuerdo cuando me contaba las horas que le hicieron pasar tirando a la esquina superior del tablero para rectificar el tiro ¡Desde luego lo lograron porque era un excelente tirador!
Esa temporada el equipo inauguró el Palacio de Deportes; pasamos de 3.500 a 12.000 personas. Uno de los últimos partidos que debimos jugar en el pabellón fue contra el Joventut, lo resolvió Juanito con un triple sobre la bocina para ganarlo. Juan destacaba por su velocidad, sus entradas y por su tiro de dos puntos. Hacía un tándem perfecto con Juanma Iturriaga al que la gente le acusaba injustamente de palomero. Juan era un gran base al que le gustaba mandar y ordenar al equipo. De hecho, incluso ahora en los veteranos del Real Madrid trata de hacerlo…. pero ese es otro cantar.
La primera piedra de toque aquella temporada fue el Torneo de Puerto Real dónde por primera vez coincidí en un campo con Drazen Petrovic. Juan jugó un partido espectacular y Drazen conoció que con los árbitros españoles no se juega. Creo recordar que fue Neyro (un tipo genial) el que le invitó a marcharse del campo antes de terminar el partido. Tanto este como el Torneo de Navidad en la ciudad deportiva eran dos acontecimientos importantes para el equipo. En esa pretemporada Juan demostró su maestría en el windsurf (torneo Mallorca) y cortando cochinillo con un plato (torneo de Menorca).
En cada desplazamiento se notaba la admiración que despertaba en la gente, Manchester, antigua Checoslovaquia, Milán, Zadar, Tel Aviv, Pau, etc… daba igual porque en cada sitio era reconocida su calidad como persona y jugador.
Recuerdo el viaje que hizo el equipo a Vilnius para jugar contra el Zalguiris de Arvydas Sabonis, Kurtinaitis, Iovaisha, Homicius, etc…Hicimos parada para dormir en Moscú. Hablo del Moscú de 1986 dónde la temperatura era de 12 grados bajo cero. Todavía se está riendo Juan de la silla que puso Larry Spriggs (campeón de la NBA con Lakers) para atrancar la puerta de su habitación. Fue en el avión de Moscú a Vilnius cuando Juan me comentó que le hubiera gustado apuntar en una libreta todos los kilómetros que había realizado a lo largo de su carrera deportiva (y los que le quedaban); seguro que si lo hubiese hecho, él mismo se hubiera quedado sorprendido.
EUROPA, CUANDO TODAS LAS ESTRELLAS NO EMIGRABAN A LA NBA
Era la época de enormes bases, o lo que yo entiendo que tiene que ser un base, Nacho Solozábal, Vicente Gil, Chichi Creus, Jou Llorente, Fede Ramiro, Rafa Jofresa, Pepe Arcega, Pablito Laso, Salva Díez , Melo Cabrera, etc…(vuelvo a pedir disculpas si no cito a todos). Fue una temporada trepidante de duelos de monstruos. Esos partidazos contra Vicente Gil en el Palacio de Deportes o ese tan emotivo en el pabellón de Juan Rios Tejera contra Carmelo Cabrera o, claro… las batallas contra Nacho Solozábal.
No quiero acabar este artículo sin acordarme de la relación tan especial que tenían Juanito y Lolo. Llevaban años y años juntos peleando y lo que más me gustó es el respeto que se mostraban, se conocían a la perfección. Cuando uno dice que el base es la mano derecha del entrenador, esa mano y esa cabeza eran las de Juan.
LOS SECRETOS Y SU GRAN RIVAL, NACHO SOLOZÁBAL
Una cosa era tener al Madrid de tu lado y Juanito como compañero y otra enfrentarte a ellos con un equipo recién ascendido. El siguiente año jugaría en el Bancobao. Juan es una persona que imprimía mucha personalidad al equipo. Tenía la virtud de manejarlo y a la vez de buscarse sus canastas. Difícilmente se tiraba una pelota que no tuviese que hacerlo. El gran rival era Nacho Solozábal, otro monstruo del basket. Ambos tenían un equilibrio mental importante pero desde mi punto de vista Juan le superaba en potencia física y en visión de juego, aunque hacer distinciones entre ellos es casi un pecado.
Juan tenía una jugada característica que era un cambio de dirección y con la potencia que tenía entraba a canasta burlando a cualquier defensor. Otra punto fuerte era el tiro de dos puntos desde cualquier sitio. Era gracioso porque en los entrenamientos su juego favorito era “ postear” siempre delante de jugadores muy potentes (Alfonso del Corral, Fernando Romay…), llegaba a bombear el balón de forma exagerada y cuando conseguía meterla la algarabía era general ante el pique de Romay.
Su jugada favorita es el corte UCLA; aprovechaba genial el bloqueo del poste alto, si su defensor se quedaba enganchado la metía con una entrada, en ocasiones volvía para atrás y sacaba un tiro desde la bombilla. Había otro juego en el que también destacaba y era el de dejar la moneda más cerca de la pared… esto no es baloncesto pero es que se competía por todo.
LA MEJOR JUGADA QUE LE VI HACER
Una de las jugadas espectaculares de aquel año, aparte del triple contra Juventud, fue contra el Barça en el Palau. Aquello fue un cambio de dirección delante de Kenny Simpson. El norteamericano era escolta y tenía una envergadura brutal (además de medir 1.95), y anotó una canasta a aro pasado delante de él. Lo normal es que le taponase pero no fue así.
Quique Ruiz Paz