Este miércoles ha tenido lugar en Madrid un nuevo reencuentro entre antiguos compañeros de equipo. El norteamericano John Coughran, miembro de la primera plantilla del Real Madrid de 1975 a 1978 ha volado junto a su esposa desde San José (California), su residencia actual, hasta la capital con el fin de volver a ver a jugadores con los que compartió vestuario años atrás como Rafael Rullán, Vicente Ramos, Cristóbal Rodríguez, Juan Corbalán, Vicente Paniagua o Wayne Brabender.
John Coughran (Pittsburgh, 12-9-51) jugó en el Real Madrid a las órdenes de Lolo Sainz, que junto a Ramón Guardiola fichó al ala-pívot de 2,03m -un excelente anotador-, del desaparecido YMCA. En su período en el club blanco el estadounidense logró conquistar 1 Copa de Europa y 3 Copas Intercontinentales antes de marchar al Perugia de Roma italiano y conseguir fichar un año después por los Golden State Warriors de la NBA, un sueño que siempre había perseguido.
El paso de Coughran por el Real Madrid, aunque más breve que el de jugadores como Luyk o Brabender, bastó al fuerte ala-pívot para trabar una gran amistad con muchos de sus compañeros de equipo. Un vínculo que se ha mantenido vivo a lo largo de todos estos años, a través de las periódicas visitas que John hace a Madrid para ver a sus compañeros y amigos y sentarse con ellos a charlar sobre cualquier asunto de actualidad o recordar con cariño los años vividos en el Real Madrid.
Además de dedicarse a negocios inmobiliarios o de exportación John Coughran es pastor en el Jubilee Christian Center de la localidad californiana de San José. Confiesa ser un enamorado de nuestro país “por su gente y su gastronomía, así como los grandes recuerdos que tengo de mi experiencia en España como jugador de baloncesto, donde pude hacer grandes amigos”. En su visita a Madrid, John ha expresado su deseo de acudir este domingo a la Caja Mágica para presenciar el partido que enfrentará al primer equipo del Real Madrid con el Blancos de Rueda de Valladolid.
Rafael Rullán, presidente de la Asociación de Jugadores del Real Madrid y compañero de Coughran, le define como “el americano, junto a Randy Meister, con el que mejor me entendí y más me divertí”. “Como jugador John era un ala-pívot alto, muy fuerte y que podía jugar cerca del aro, con muy buenos movimientos tanto de cara a la canasta como de espaldas debido a la rapidez que tenía para su tamaño”, señala Rullán, que elogia también “sus cualidades para desenvolverse bien como alero, ya que tenía un buen tiro de cinco o seis metros y penetraba fuerte hacia canasta”. “Era difícil de defender por esas cualidades, para nosotros tener a tener a John y a Walter (Szczerbiak) era todo un lujo en aquellos años”, concluye el histórico ala-pívot mallorquín.