En esta sección, un exjugador del Real Madrid contará su experiencia acompañando al primer equipo en alguna de sus citas correspondientes a la Euroliga. La posibilidad de realizar estos desplazamientos para apoyar al primer equipo de baloncesto es un gesto de cortesía que la dirección de baloncesto del club blanco, dirigida por Juan Carlos Sánchez, ha extendido desde hace varias temporadas a la Asociación de Jugadores de Baloncesto del Real Madrid. A continuación, reproducimos un texto escrito por Lucio Angulo, el alero internacional que jugó en el Real Madrid de 1999 a 2003 y que ganó una Liga ACB en la temporada 1999-2000.
‘De viaje con los veteranos en Belgrado’, por Lucio Angulo
El viaje empieza como empiezan los grandes viajes. Con una cerveza. Vicente nos invita en el aeropuerto. Es curioso, no ver a amigos en tiempo y sentir en seguida la confianza y camaradería que da el baloncesto y un equipo.
De los primeros en llegar es Nacho Corbalan y ya está. La tentación botando; y alguien suelta: “Pues con Lucio ya hemos cubierto el cupo de calvos del equipo”. La primera y todavía no hemos arrancado.
Viajaremos con el primer equipo. Las leyendas más vetustas rememoran los largos viajes en autobús con cariño y nostalgia pero no se quejan del vuelo en el charter Boing 757 con comida a bordo y espacio para que Tavares no se vea los cordones de las zapatillas.
Ya sentados en el avión me doy cuenta que llevo delante a José Beiran, a la derecha a Paniagua, pienso que lo habrán hecho para equilibrar el peso, son demasiadas copas y demasiados kilos de talento para que vayan en el mismo lado.
Al llegar al Aeropuerto Tesla descubrimos la versión del “Petete de Salamanca”; Vicente Ramos, nos cuenta la historia de Tesla. Vicente ya ha estado en Belgrado unas cuantas veces y ha visitado el Museo Nikola Tesla. Mi resumen. El Tesla ese, vaya ‘pana’, era un maquinón, un crack, un mastodonte de ingeniero.
Ya en Belgrado, al entrar en el autobús suena “Grobari”, el himno del Partizan, que escucharemos varias veces en el viaje pero ninguna como oírlo retumbar en los aficionados en el Pabellón Stark Arena. Llegamos al Crowne hotel escoltados por un coche de policía que no nos abandonará en todo el viaje. Un gran antídoto contra los atascos.
Compartir habitación te rejuvenece pero no hace milagros. Roberto Nuñez aguanto mis problemas de próstata, las pastillas y los relatos de batallitas. Podría ser peor. Podría haberle tocado un pívot.
Buscamos como locos la clave del wifi al llegar al hotel porque quien tiene una wifi, tiene un tesoro. La clave wifi era el apellido de Roberto; en este caso ‘Nuñez’. Tras varios intentos fallidos descubrimos el poder de la ‘ñ’ Ssssspañola; no era Nuñez, era ¡Nunez!
Cenamos con Nikola Loncar, un traductor y un anfitrión de lujo. Lamentablemente no hay cena para tantas anécdotas y nos despedimos entre afecto y risas. Хвала пријатељу, желимо ти све најбоље.
Tras la cena salimos a tomar un refrigerio y descubrimos varias cosas. Lo primero, que los serbios son trilingües. Una especie superdotada. Tras salir a dar una vuelta y perdernos, como buenos españoles, al preguntar a varias personas, ¡todas sabían español! El secreto. Ven culebrones españoles. Todo bien ‘mi amol’.
Lo segundo, que Belgrado de noche es la España de los 90. La música está muy alta y… ¡se puede fumar en restaurantes y bares! Tras un par de horas allí salimos con los pulmones de Sabina y la voz de Darth Vader.
Tercero, que a los pubs y bares se entra con la tranquilidad que entras en un volcán. Tíos más cuadrados que una máquina de ‘Coca Cola’ te registran a conciencia. Todo bien.
De vuelta al hotel cruzamos el río Sava, afluente del Danubio y Javi Pérez a través de sus pasos descubre que el puente mide 240m. Siendo pívot es cuánto menos admirable que sea capaz de andar y contar pasos a la vez. Mis dieses.
Ya en el desayuno nos encontramos con el mítico Alexandra Petrovic, el cual estaba viendo y coordinando un equipo en el Adidas Next Generation que se celebraba en Belgrado. Eduardo Sonseca tuvo a bien colárse delante suya en el reparto de tortilla. Ya no hay respeto de estos ‘jovenes’…
Tras el desayuno nos han preparado un maravilloso paseo por la fortaleza de Kalemegdan. Dónde están las pistas de Partizan, las de Estrella Roja, unos dinosaurios gigantes, tanques, misiles, una zona donde se juega al ajedrez…todo muy ecléctico. Un cajón de sastre maravilloso.
De vuelta al hotel en autobús Paniagua nos deleita con canciones populares francesas. Nunca pensé que un viaje de 10mn. se podía hacer tan largo. Eso sí, al llegar nadie se baja y empieza a tener peticiones. Un grande.
En el partido, descubrimos muchas cosas: que Felipe Reyes había jugado toda su carrera en la posición incorrecta, ya que empezó metiendo los tres primeros triples que intentó, descubrimos que Pavlovic,10 años en la NBA y rodillas operadas, la machaca desde abajo sin problema, que Velickovic aún las enchufa que da gusto, que Sonseca es un gnomo o al menos lo parecía en el partido al lado de Slavko Vranes (2’29) que Javi Pérez sabe ganar la posición cuando se le motiva (no en partido pero sí en la buffet post partido. No dejaba pasar a uno…).
El partido acabó y fue un éxito. Nadie se lesionó. Y poco más. No os quiero aburrir con el resultado y demás minucias.
Respecto al otro partido, el del primer equipo, decir que el ambiente fue electrizante como el momento del Chupinazo en San Fermines, como las Fallas de Valencia, como una salida de Fernando Alonso (con el coche digo) y comentar que Obradovic es un Dios en Belgrado y que tuvo una dirección magistral en un partido que afrontaron con necesidad máxima.
Salimos del partido con un agradable pitido en los oídos y gritando como si estuviéramos en el Amnesia de Ibiza.
– ¿DÓNDE ESTÁ EL BÚS?
– ¡QUÉ DÓNDE ESTÁ CHUS?!
– ¡¿QUÉ CHUS?!
– ¡JESÚS! ¿HAS COGIDO FRÍO?! – …
La vuelta es rápida y el cansancio nos vence. En el vuelo sueño con las sensaciones vividas. La competición, el tacto del cuero, el ruido de las zapatillas, las charlas de vestuario, los dolores, las palmadas, animar al compañero e incluso la frustración de la derrota… todo, se echa de menos pero está aún ahí, latiendo, vivo…
Gracias al equipo.